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viernes, 28 de marzo de 2025

VIGILIA DE PENTECOSTÉS-2024.


VIGILIA DE PENTECOSTÉS-2024. 











INTRODUCCIÓN AL BLOG

Este Blog quiere ser un rincón para orar juntos a Dios. 
Oramos convencidos de una PRESENCIA. 
La fe recibida en el Bautismo necesita ser orada y está llamada a tener un trato de amistad con Dios. 
Este Blog pretender ser una CAPILLA VIRTUAL donde puedas rezar a Dios, convencido de su Presencia. 






Estas velas están encendidas para ti. 
Sitúate en la presencia del Señor y al rezar las oraciones
que te sugiero puedas ofrecer tu vida a Dios como una ofrenda agradable y válida. 




             

VIGILIA DE PENTECOSTÉS-2024. 






CANTO:        ILUMÍNAME, SEÑOR.

1.– Ilumíname, Señor, con tu Espíritu; transfórmame, Señor, con tu Espíritu. Ilumíname, Señor, con tu Espíritu. Ilumíname y transfórmame, Señor.

Y déjame sentir el fuego de tu amor aquí en mi        corazón, Señor. Y déjame sentir el fuego de tu amor aquí en mi corazón,    Señor.

2.– Resucítame, Señor, con tu Espíritu:  conviérteme, Señor, con tu Espíritu.  Resucítame, Señor, con tu Espíritu. Resucítame y conviérteme, Señor.

3.– Fortaléceme, Señor, con tu Espíritu.                 Consuélame, Señor, con tu Espíritu.  Fortaléceme, Señor, con tu Espíritu. Fortaléceme y consuélame, Señor.


INTRODUCCIÓN:

     Bienvenidos a este encuentro de oración, en esta Vigilia de Pentecostés, con la que clausuramos las fiestas de Pascua. 

   Tras 40 días de camino cuaresmal que han desembocado en la celebración del Triduo pascual, con el que inauguramos los 50 días en honor de Cristo    resucitado, ahora abrimos el corazón, con el deseo de vivir personal y                       comunitariamente, un renovado Pentecostés.

    Pidamos la venida del Espíritu Santo sobre nuestra familia, amigos, conocidos y   sobre nosotros. 

     Pidamos la venida del Espíritu Santo y que  derrame sobre nosotros sus   siete     dones.


PRIMERA MEDITACIÓN: ¿Qué sucedió el día de Penrtecostés? 731-732; 738


Dice el Catecismo: “En Pentecostés, cincuenta días   después de su Resurrección, Jesucristo glorificado infunde su Espíritu en abundancia y lo manifiesta como         Persona divina, de modo que la Trinidad Santa queda plenamente revelada.           La misión de Cristo y del Espíritu se convierte en la misión de la Iglesia, enviada para  anunciar y difundir el misterio de la comunión trinitaria.

«Hemos visto la verdadera Luz, hemos recibido el   Espíritu celestial, hemos             encontrado la verdadera fe: adoramos la Trinidad indivisible porque
Ella nos ha salvado»
 (Liturgia bizantina. Tropario de las vísperas de Pentecostés).


CANTO PARA PEDIR EL ESPÍRITU SANTO  (varias veces)

¡OH, SEÑOR, ENVÍA TU ESPÍRITU, QUE  RENUEVE LA FAZ DE LA TIERRA!

¡Oh, Señor, que mi alma te bendiga! 

¡Oh, Dios, Tú eres grande, vestido de esplendor y belleza!

¡OH, SEÑOR, ENVÍA TU ESPÍRITU, QUE  RENUEVE LA FAZ DE LA TIERRA!

 

SECUENCIA DEL ESPÍRITU SANTO.

Invocamos al Espíritu Santo con este precioso Himno al           Espíritu Santo: 

1.-Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.

2.-Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro   esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de  fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.


3.-Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos.

Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por  dentro;

mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento.


4.-Riega la tierra en sequía, sana el corazón  enfermo, lava las manchas, infunde          calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.


5.-Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos; por tu bondad y gracia, dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.

 

ES UNA SECUENCIA: 

     Tiene su origen en el siglo IX, es  una estructura litúrgico musical, que surge como la prolongación del Aleluya. Por ser de tono festivo se llamaron  inicialmente jubilus, y más tarde sequentia.

     En la liturgia católica de rito romano se conservan cuatro secuencias: la de       Pascua, Victimae paschali laudes; la de Pentecostés, Veni, Sancte Spiritus; la del Corpus Christi, Lauda Sion Salvatorem, compuesta por Tomás de Aquino; y la muy conocida de la Misa de Difuntos, Dies irae.


La Secuencia de Pentecostés tiene las siguientes partes:

La riqueza del texto se halla en la variedad de imágenes que despliega para  comunicar la multiforme y misteriosa acción del Espíritu Santo.


1.-Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo.  Padre amoroso del pobre; don en tus dones espléndido,  luz que penetra las almas, fuente del mayor    consuelo.

    ¡Ven! ¡Ven Espíritu Santo! Ese es el grito de quien está convencido de su  necesidad y confía en su deseo de comunicarse.                    

    El viene a quienes se sienten en oscuridad y pobreza. Viene desde el cielo como luz que penetra las almas.

         Es, como Dios-Amor, Padre amoroso de quienes se saben pobres.  

      El Espíritu Santo es el don por excelencia que, al           darse, nos comunica espléndidamente sus dones                  espirituales.

 Es Consolador, fuente, origen, del mayor de los         consuelos.  Él es persona divina capaz de hacer desaparecer de nuestro corazón las tristezas y aflicciones.


2.-Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro   esfuerzo,  tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,  gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.

       El Espíritu es huésped del alma, somos templo suyo, él habita en nosotros. Un huésped dulce, amoroso.             

El Espíritu Santo es Señor, no es sólo huésped sino dueño y a quien hemos de reconocer precisamente como nuestro Señor.  Nuestro interior, nuestra alma, es su propio hogar.

   Él es, desde nuestro interior, quien hace realidad las palabras de Jesús: “los que estén cansados y agobiados, vengan a mí y encontrarán su descanso”; sí, él es descanso y tregua.    Cuando el fuego de la ira se hace presente, él es brisa suave que calma y pacifica. 

    También es gozo que transforma las lágrimas en cantos y los duelos en esperanza y fortaleza.

3.-Entra hasta el fondo del alma, divina luz y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.

   La súplica “ven”, se transforma ahora en “entra, enriquécenos y mira”.                       

    El Espíritu no entra si no le invitamos con la súplica ferviente y el deseo confiado. 

    Su entrada no es superficial sino hasta el fondo del alma.   Ahí, como luz divina, nos llena de las riquezas de Dios, de la riqueza que es Dios mismo. Sin su presencia, el ser humano está vacío de lo fundamental, no puede   sentirse más que vacío.                                                                                    

 Pero el vacío no es un vacío físico sino existencial, vacío de Dios; no es  precisamente la nada sino la presencia del pecado con su poder desintegrador y destructor, con su paga de muerte. Por eso, le pedimos al Espíritu que envíe su aliento, es decir, su soplo de vida eterna, que destruye el poder del pecado y convierte el vacío en paraíso, en luz y riqueza.                                                                              

    En la medida que nuestra comunión con el Espíritu y, por tanto, con el Padre y el Hijo, va creciendo se intensifica la integración de todas nuestras fuerzas y capacidades personales, unidas en una misma dirección.

        

4.-Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el    sendero.

      Seis verbos, en forma de súplica, recorren esta estrofa: riega, sana, lava, infunde, doma y guía.  

       El Espíritu es agua que da fecundidad a la tierra     reseca.       El agua también limpia y, en este caso, la súplica del himno pide: “lava las manchas”, las manchas del pecado.        

    Este corazón enfermo ha de ser sanado por el Espíritu         divino. Un corazón también frío, insensible ante el amor de Dios y el sufrimiento de Cristo y de las personas, que  necesita calor de vida divina y haga crecer semillas de amor.

    Un corazón, además, de espíritu indómito, salvaje, que necesita ser domesticado por un Espíritu más fuerte, capaz de poner todas sus pasiones en orden y concierto. También el Espíritu es guía espiritual que endereza nuestros senderos cuando andan torcidos y extraviados.

5.-Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos.

Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.

     Los siete dones del Espíritu Santo, afirma el Catecismo de la Iglesia católica, “son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo. 

    Los siete dones del Espíritu Santo son: sabiduría, inteligencia,   consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. Completan y llevan a su perfección las virtudes de quienes los reciben. Hacen a los fieles dóciles para obedecer con             prontitud a las inspiraciones divinas” (1830-1831).                              Sólo los esfuerzos que van movidos por la gracia de Dios, por la inspiración del Espíritu, y acompañados de ella, son útiles para nuestra santificación y el crecimiento de la Iglesia. Igualmente, quien nos salva es el Señor; el himno pide la salvación para quien busca salvarse: la salvación viene de Dios pero el ser humano ha de desearla y buscarla libremente.  

        Concluye la secuencia pidiéndole al Espíritu Santo que nos dé su gozo eterno. Un gozo que empieza ya aquí a ser “eterno” porque es participación de la alegría    eterna que es Dios y que perdurará, por supuesto, por toda la eternidad. Ojalá crezcas este Pentecostés en ese gozo.


REZAMOS DE NUEVO LA SECUENCIA AL ESPÍRITU SANTO.


SILENCIO.


EL CARDENAL VERDIER HOY NOS LLEVA  AL ESPÍRITU SANTO.

 Oramos al Espíritu Santo esta bella oración del Cardenal Verdier:

“Oh Espíritu Santo, Amor del Padre, y del Hijo.

Inspírame siempre lo que debo pensar, lo que debo decir,  cómo debo decirlo, lo que debo callar, cómo debo actuar, lo que debo hacer, para gloria de Dios, bien de las almas y mi propia Santificación.

Espíritu Santo, dame agudeza para entender, capacidad para retener, método y facultad para aprender, sutileza para interpretar, gracia y eficacia para hablar.

Dame acierto al empezar dirección al progresar y perfección al acabar. Amén”.

 

PETICIONES AL  ESPÍRITU SANTO:

       Jesús dijo:  “Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe   siempre” (Juan 14:16). Por lo tanto, orar  al Espíritu Santo es una forma especial de acoger a Dios en nuestros corazones, para que Él pueda hacer su  trabajo allí.

(Salimos al micrófono voluntariamente y hacemos     peticiones. Siempre  comenzamos VEN, ESPÍRITU SANTO…

 

 GESTO PEDIR LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO.

   Saldrán siete personas, cada una de ellas con un cartel y, tras leer su contenido, lo  dejarán al pie de la mesa donde está la Palabra de Dios rodeada de las siete  velas.   

     Tras la lectura de cada cartel, tomará una de las velas, dirá uno de los siete dones del Espíritu Santo y pondrá la luz debajo del Cirio Pascual.  

     Después de cada presentación del cartel entonamos esta antífona de la canción: ¡Oh, Señor, envía tu     Espíritu! ¡Oh, Señor, envía tu Espíritu! ¡Oh, Señor, envía tu Espíritu! ¡Oh, Oh, Señor.

 

1.-CARTEL 1: SABIDURÍA.   

       Danos, Espíritu Santo, Tú que eres la Luz, el don de la Sabiduría, para que aprecie tu amor y no nos      apeguemos a las cosas terrenas.    

  2.-CARTEL 2: ENTENDIMIENTO.  

    Danos, Espíritu Santo, el don del Entendimiento, para que vivamos tu proyecto de salvación y de  felicidad en un mundo que se aleja tanto de Ti .                                              

 3.-CARTEL 3: CONSEJO.                                                                                     

Danos, Espíritu Santo, el don del Consejo para que pongamos los               medios más   eficaces para aconsejar bien a los demás y no encaminarlos por el camino del mal.                                                                                                     

4.-CARTEL 4: FORTALEZA.

      Danos, Espíritu Santo, el don de la fortaleza para que podamos vencer todas las    dificultades y obstáculo que encontremos en el camino. 

 5.-CARTEL 5: CIENCIA

    Danos, Espíritu Santo, el don de la Ciencia para que podamos discernir el bien del mal, lo falso y lo verdadero, en un mundo donde crece la   indiferencia y el relativismo.  


6.-CARTEL 6: PIEDAD.                                                                                   

 Danos, Espíritu Santo, el don de la Piedad para que vivamos con autenticidad el mensaje de Jesús y  ejercitemos la caridad,   creciendo en la fe y la esperanza.      

7.-CARTEL 7: TEMOR DE DIOS. 

Danos, Espíritu Santo, el don del temor de Dios, para que amemos tanto a Dios que no   queramos defraudarlo nunca, llevando una vida auténtica y podamos ejercitar sus mandamientos.

SILENCIO

 

LETANIAS AL ESPIRITU SANTO

Señor, ten piedad
Cristo ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.

Dios Padre celestial.                                      

 R. TEN MISERICORDIA DE  NOSOTROS

Dios Hijo, Redentor del mundo
Dios, Espíritu Santo

Espíritu Santo que procedes del Padre y del Hijo

R.: TE ALABAMOS Y TE BENDECIMOS

Espíritu del Señor, Dios de Israel.
Espíritu que posees todo poder.
Espíritu, fuente de todo bien.
Espíritu que embelleces los cielos.
Espíritu de plena sabiduría
Espíritu de completa inteligencia.
Espíritu de todo consejo.
Espíritu de constante fortaleza.
Espíritu de luminosa ciencia.
Espíritu de entrañable piedad.
Espíritu de firme temor de Dios.
Espíritu, inspirador de los santos.
Espíritu prometido por Cristo
Espíritu donado por el Padre.
Espíritu de gracia y de misericordia.
Espíritu suave y benigno.
Espíritu de salud y de gozo.
Espíritu de fe y de fervor.
Espíritu de paz.
Espíritu de consolación.
Espíritu de santificación.
Espíritu de bondad y benignidad.
Espíritu, suma de todas las gracias.

Cordero de Dios Que quitas los pecados del mundo.
R.: Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo.
R.: Escúchanos Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo.
R.: Ten piedad de nosotros.

Oración:

Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 






LISTA DE VÍDEOS SOBRE EL ESPÍRITU SANTO



              






        



LISTA DE VÍDEOS CON ORACIÓN ANTE EL SANTÍSIMO.









   LISTA DE VÍDEOS PARA ORAR CON LOS SALMOS



         









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