*ORACIÓN INICIAL:
Padre, Dios Todopoderoso, fuente de la salud y del consuelo, que has dicho “Yo soy el que te da la salud”.
Acudimos a ti en este momento que queremos sentirnos enviadas como miembros del Grupo de Pastoral de la Salud de nuestra Parroquia.
Ten piedad, Señor, de los que están sin fuerza, devuélveles la salud y que queden sanos.
Haz efectivos los tratamientos médicos y las vacunas.
Líbrales de los efectos secundarios de la medicina y haz que lo que la medicina no puede hacer.
Realiza un milagro de tu amor y concédeles la salud del cuerpo, la paz en el alma, para que libres de toda enfermedad y recobradas las fuerzas, puedan servirte mejor a ti y a nuestros hermanos.
Te lo pedimos en el nombre de tu Hijo Jesucristo, con la Virgen María nuestra madre, orando en la fuerza del Espíritu Santo, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
ORACIÓN PERSONAL
*ORACION DEL AGENTE DE PASTORAL DE SALUD
Calma mi paso apurado Señor y haz de mí un instrumento más eficaz de tu misericordia.
Bendice mi mente para que no sea indiferente o insensible sino atento a las necesidades del hermano que sufre. Bendice mis ojos para que puedan reconocer tu rostro en el rostro de cada persona que sufre ayudándole a descubrir sus tesoros interiores.
Bendice mis oídos para escuchen las voces de los quieren ser escuchados y responda a los mensajes de quien no sabe expresarse con palabras.
Bendice mis manos para no permanezcan frías o indiferentes sino que transmitan cercanía a quien necesita de una presencia amiga.
Bendice mis labios para no pronuncien frases hechas o palabras vacías sino que transmitan comprensión y cariño de un corazón que ama.
Bendice mis pies Señor para que puedan dejar buenos rastros de mi paso por este mundo.
Dóname Señor el don de promover el diálogo silencioso del que sufre contigo. Amén.
ORACIÓN PERSONAL.
¡Oh, Cristo, mi Buen Samaritano!
Tú que, al borde del camino de la vida, ves mis dolores y sufrimientos y lleno de piedad y compasión me recoges con tus manos, llenas de ternura y dulzura, y me cargas suavemente sobre ti, ¡ayúdame a sentirte junto a mí!
¡Oh, Cristo, mi Buen Samaritano!
Cuídame con tu amor misericordioso, derrama tu vino sobre mis heridas, santifícame con la fuerza de tu Santo Aceite, consuélame con el afectuoso consuelo que tú solo nos sabes dar, y, cuando vuelvas en el último día,
¡paga por nosotros lo que te debamos!
¡Oh, Cristo, mi Buen Samaritano, nunca te separes de mí! Amén.
LISTA DE VÍDEOS PARA ORAR CON LOS SALMOS
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