INTRODUCCIÓN:
Hemos celebrado la Cena del Señor en la que hemos recordado la Institución de la Eucaristía y del Sacerdocio, y el Señor nos ha dado como testamento el mandamiento nuevo del amor.
Ahora, otra vez reunidos en esta Hora Santa queremos prolongar en meditación contemplativa y en oración lo que hemos celebrado . Renovemos delante del Señor Sacramentado el memorial de su misterio de amor. Queremos dedicar este tiempo a estar junto a él para escucharle, orar con él al Padre y darle gracias por el gran misterio de su Pascua.
ORACIÓN (todos)
Padre santo, en esta hora nos reunimos junto al altar para hacer memoria de la Eucaristía celebrada y adorar la presencia sacramental de tu Hijo entregado para la salvación de todos.
Él es el Profeta, haz que su Palabra resuene en nuestro corazón y nuestras palabras sean eco de la suya.
Él es el Sacerdote, haz que nuestra ofrenda y oración se eleve hasta tu trono, como incienso, y te ofrezcamos el gozo y el llanto de la humanidad.
Él es el Emmanuel, que permanece en el Sacramento, haz que nosotros permanezcamos con él, como los sarmientos en la vid.
Él nos ha dado como testamento el mandamiento del amor,
haz que lo cumplamos y seamos instrumento de caridad.
Padre santo, aumenta nuestra fe en el misterio que adoramos y veneramos
en este tarde del Jueves Santo.
Ayúdanos a sentirnos peregrinos de esperanza. Acrecienta nuestra fe y caridad en el camino de la vida.
Ayúdanos a crecer y testimoniar nuestra fe en este año santo jubilar para que un día podamos contemplarte a Ti y a tu Hijo Jesucristo, en el Espíritu Santo, sin velo alguno.
Él que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
PRIMERA MEDITACIÓN:
Jesús, la escritura nos dice: “ 32Llegan a un huerto, que llaman Getsemaní, y dice a sus discípulos: «Sentaos aquí mientras voy a orar». 33Se lleva consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir espanto y angustia, y les dice: 34«Mi alma está triste hasta la muerte. Quedaos aquí y velad». 35Y, adelantándose un poco, cayó en tierra y rogaba que, si era posible, se alejase de él aquella hora; 36y decía: «¡Abba!, Padre: tú lo puedes todo, aparta de mí este cáliz. Pero no sea como yo quiero, sino como tú quieres»” (Mc 14, 32-36).
¡Si, Jesús, al final terminas como un pobre hombre, abandonado, despreciado por tus enemigos y amigos. Sientes la ausencia y el abandono de Dios Padre, “Abba”.
Te debates en una terrible angustia: «caes en tierra»,... sudas como gotas de sangre (Lc 22, 44). Suplicas: «¡Abbá, Padre!; todo es posible para ti; aparta de mi este cáliz» (Mc 14, 36).
En este momento tú nos invitas a salir de nosotros mismos y vivir para los demás. Salir de nuestro egoísmo y de nuestra miradas cortas e interesadas.
Tú nos recuerdas en este momento algo que olvidamos a menudo: que ser feliz no es carecer de problemas, sino conseguir que estos problemas, fracasos y dolores no anulen la alegría y serenidad de base del alma.
¡Sí, Jesús, queremos estar contigo y acompañarte en este momento de mayor dolor, y ayúdanos a salir de nosotros mismos e ir en busca del Ti! ¡Ayúdanos!
SILENCIO.
Con la imagen de la viña, Tú, Jesús, nos transmitías un mensaje de unión.
Vinculados a Dios por el amor, los apóstoles darán fruto. Serán los amigos de Cristo y llevarán a cabo la obra que les ha confiado: difundirán el amor entre todas las personas y al mundo entero.
Tú nos regalas unas palabras mágicas que queremos hacer nuestras en esta noche santa:
"Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador" (15,1); "Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta y todo el que da fruto, lo limpia para que dé más fruto" (15,2); "Lo mismo que el sarmiento no pude dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí" (15,4b); “Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada" (15,5); "Pedid lo que queráis y lo conseguiréis" (15,7b); "La gloria de mi Padre está en que deis fruto y seáis mis discípulos" (15,8); "Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor" (15,9); "Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros como yo os he amado" (15,12); "Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando" (15,14); "No me habéis elegido vosotros a mí sino que yo os he elegido a vosotros" (15,16ª).
SILENCIO.
ANTÍFONA CANTADA: Un mandamiento nuevo nos dio el Señor que nos amáramos todos como Él nos amó (varias veces)
LECTURA EVANGÉLICA: Jn 14, 1-12
Dijo Jesús a sus discípulos: “Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio?. Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y a donde yo voy, ya sabéis el camino”. Tomás le dice: “Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?”.Jesús le responde: “Yo soy el camino, y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto”. Felipe le dice: “Señor, muéstranos al Padre y nos basta”. Jesús le replica: “Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe?. Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: Muéstranos al Padre?” ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre”.
ANTÍFONA CANTADA:
TU PALABRA ME DA VIDA, CONFIO EN TI, SEÑOR.
TU PALABRA ES ETERNA, EN ELLA ESPERARÉ. (varias veces).
ORACION DE PETICIÓN:
Cristo, a quienes somos cobardes, danos tu valentía; a quienes somos hipócritas, danos tu sinceridad; a quienes somos comodones, danos tu látigo; a quienes somos egoístas, danos tu entrega; a quienes somos insensibles, danos tu vivencia; a quienes no sabemos amar, préstanos ; a quienes estamos desanimados, ponnos fuego; a quienes vemos la paja en el ojo del hermano y no reparamos en la viga del nuestro, danos tu limpieza de conducta; a quienes ignoramos quien es nuestro hermano, que logremos encontrarle; a quienes queremos dejar huellas, danos tu camino.
Busquemos una patria: EL PROJIMO.
Busquemos un oficio: AMAR. Busquemos un modelo: CRISTO Y MARIA.
SILENCIO
TERCERA MEDITACIÓN: EL PROYECTO DE JESÚS.
¿Acaso Jesús has sido un iluso y un soñador, y todo se ha desvanecido?
Tú te encontraste una realidad que quisiste cambiar y reflejar que estaba al margen del proyecto de Dios.
Un mundo dividido en dominadores (unos pocos) y dominados (una gran masa). Pero entre los dominados puede volver a hacerse la misma subdivisión. Cada cual trata de imponer su voluntad al otro (Mt 20,25; Mt 23,4).
Un mundo donde la competitividad, la lucha por el prestigio, por llegar a los primeros puestos, por conseguir el respeto y la admiración, por parecer más que el otro....es lo importante, y para eso hay que pisar al otro, subirse por encima del otro, dejar al descubierto la debilidad o el defecto del otro. (Mt 23,5-7; Mt 23,23-28).
Un mundo donde hay una división social: los que “valen y los que “no cuentan”, los buenos y los malos, los puros y los impuros (Lc 16,19-20; 15,1-2).
Un mundo donde prevalece la ley del mínimo esfuerzo. Disfruta al máximo, olvídate de los problemas, evita aquello que pueda comprometerte.... (Lc 6,25).
Un mundo donde el afán de tener más enfrenta a unos con otros. Hay que ganar más que los demás, hay que asegurarse el porvenir. (Lc 12,13; Lc 6,24).
Un mundo donde el egoísmo lleva a la gente a vivir encerrada en sí misma, insolidaria con las necesidades de su prójimo. (Lc 10,30-32).
¿Ya ves Jesús que poco ha cambiado el mundo y el corazón humano?
La causa de tu angustia es más profunda: sientes sobre ti la carga de todo el mal y las indignidades del mundo….Quisiste soñar despierto y manifestar el verdadero proyecto de felicidad y de Dios. Tú tenías un proyecto para este mundo y para cada uno de nosotros.
Un mundo nuevo donde las personas se aman de verdad, hasta dar la vida unos por otros si es necesario (Jn 17,21).
Un mundo donde los que ocupan los primeros puestos, son los servidores de los demás (Mt 20,26-27).
Un mundo donde los más importantes son los pequeños, los inútiles, los enfermos, los marginados, los pobres.(Mt 23,8).
Un mundo donde las cosas buenas se hacen casi a escondidas y no para que le vean a uno (Mt 6,1-4).
Un mundo donde se hacen favores y se ayudan sin esperar nada a cambio (Lc 10,33-35).
Un mundo donde el que más tiene comparte con el que tiene menos, y los que poseen mejores cualidades las ponen a disposición de los demás (Mt 19,21; Lc 12,32-34).
Un mundo donde no existe la venganza, porque el perdón es indiscutible (Mt 18,21-22).
Un mundo donde la felicidad depende del amor, no del dinero. (Lc 12,15).
Un mundo donde cada uno se esfuerza por cumplir con su deber y trabajar porque los demás sean más felices (Mt 5,44-48; Mc 3,4).
Un mundo donde la violencia es imposible, porque nadie se considera ofendido ni tiene nada que disputar a los demás. (Mt 5,39).
Un mundo donde reina Dios, que es lo mismo que decir que reina el AMOR. (Lc 12,30-31).
CANTO: VASO NUEVO.
Te conocí y te amé, te pedí perdón y me escuchaste,
Si te ofendí, perdóname Señor, pues te amo, y nunca te olvidaré.
Yo quiero ser, Señor amado
como el barro en manos del alfarero,
toma mi vida, hazla de nuevo, yo quiero ser, un vaso nuevo.
toma mi vida, hazla de nuevo, yo quiero ser, un vaso nuevo.
SILENCIO.
Señor Jesús, tus palabras en el cenáculo nos han conmovido y queremos darte gracias por ello. Gracias, por la institución de la Eucaristía, gracias, por tu misterio pascual que nos salva y redime. Gracias por el mandamiento nuevo y por ser Emmanuel, Dios–con–nosotros.
Gracias por escucharnos y renovar nuestra vida y sentimientos. Tú, Jesús, nos ofreces en esta noche santa tu amistad, y nos recuerdas que “nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15,13).
Jesús queremos estar contigo, dialogar contigo, nos llamas “mi amigo.
Tú nos das confianza y en estos momentos de mayor dolor, queremos hablarte y consolarte.
Te pedimos ser adoradores en espíritu y en verdad, te pedimos estrechar la comunión contigo y hacer nuestras tus palabras y tus proyectos, que se condensan en estas palabras evangélicas:
1.-"Ama al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente" (Mt 22,37).
2.-"Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos" (Mt 5,44-45).
3.-Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida" (Jn 8,12).
4.-"Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros" (Jn 13,34ª)
5.-No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la medida con que midáis se os medirá" (Mt 7,1-2).
6.-"Todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre" (Mt 13,50).
7.-"Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará a otro; o bien se entregará a uno y despreciará a otro. No podéis servir a Dios y al dinero" (Mt 6,24).
8.-"Perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre, que está en los cielos, os perdone vuestras ofensas" (Mc 11,25).
9.-"Todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado" (Lc 14,11).
10.-"Quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará" (Mc 8,35).
Señor Jesús, Tú nos conoces por dentro, y sabes que somos débiles y contradictorios.
¡Gracias por tu amistad, Jesús .
SILENCIO.
PADRE NUESTRO: Recitemos todos juntos la oración que nos enseñó Jesús, diciendo: Padre nuestro...
CANTO FINAL:
No adoréis a nadie más que a Él, no adoréis a nadie más que a Él. No adoréis a nadie, a nadie más, no adoréis a nadie, a nadie más, no adoréis a nadie, a nadie más que a Él.
Porque sólo Él os puede sostener, porque sólo Él os puede sostener, no adoréis a nadie, a nadie más, no adoréis a nadie, a nadie más, no adoréis a nadie, a nadie más que a Él. No miréis a nadie más que a Él, no miréis a nadie más que a Él, no adoréis a nadie, a nadie más, no adoréis a nadie, a nadie más, no adoréis a nadie, a nadie más que a Él.
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