CANTO: CERCA DE TI, SEÑOR
1. Cerca de ti, Señor, quiero morar, tú grande y tierno amor quiero gozar. Llena mi pobre ser, limpia mi corazón, hazme tu rostro ver en la aflicción.
2. Mi pobre corazón inquieto está, por esta vida voy buscando paz. Mas sólo tú, Señor, la paz me puedes dar, cerca de ti, Señor, yo quiero estar.
3. Pasos inciertos doy, el sol se va; mas, si contigo estoy, no temo ya. Himnos de gratitud alegre cantaré, y fiel a ti, Señor, siempre seré.
4. Día feliz veré creyendo en ti, en que yo habitaré cerca de ti. Mi voz alabará tu santo nombre allí,
y mi alma gozará cerca de ti.
CUENTO HASÍDICO
Un cuento hasídico dice así: “Un pobre campesino, que regresaba del mercado a altas horas de la noche, descubrió de pronto que no llevaba su libro de oraciones. Se hallaba en medio del bosque y estaba afligido pensando que aquel día no iba a recitar sus oraciones.
Entonces rezó de esta manera: “Señor, he salido de casa esta mañana sin mi libro de oraciones, y tengo tan poca memoria que no soy capaz de recitar sin él una sola oración. De manera que voy a hacer una cosa: voy a recitar cinco veces el alfabeto muy despacio, y tú, que conoces todas las oraciones, pueden juntar la letras y formar esas oraciones que soy incapaz de recordar”.
Y el Señor dijo a sus ángeles” “De todas las oraciones que he escuchado hoy, ésta ha sido, sin duda, la mejor, porque ha brotado de un corazón sencillo y sincero”.
HACEMOS NUESTRO EL CAPÍTULO 15 DEL EVANGELIO DE SAN JUAN (Jn 15,1-8).
Antífona: Como el Padre me amó, yo os he amado; permaneced en mi amor, permaneced en mi amor.
"Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador". (15,1)
"Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta y todo el que da fruto, lo limpia para que dé mas fruto" (15,2)
"Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí" (15,4b)
*"Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada" (15,5)
"Pedid lo que queráis y lo conseguiréis" (15,7b)
"Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor" (15,9)
"Este es mi mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado" (15,12)
"Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando" (15,14)
"No me habéis elegido vosotros a mí sino que yo os he elegido a vosotros" (15,16ª)
SALMO 51 (50): MISERERE.
3Misericordia, Dios mío, por tu bondad, | por tu inmensa compasión borra mi culpa; 4lava del todo mi delito, | limpia mi pecado. 5Pues yo reconozco mi culpa, | tengo siempre presente mi pecado. 6Contra ti, contra ti solo pequé, | cometí la maldad en tu presencia. | En la sentencia tendrás razón, | en el juicio resultarás inocente. 7Mira, en la culpa nací, | pecador me concibió mi madre. 8Te gusta un corazón sincero, | y en mi interior me inculcas sabiduría. 9Rocíame con el hisopo: quedaré limpio; | lávame: quedaré más blanco que la nieve. 10Hazme oír el gozo y la alegría, | que se alegren los huesos quebrantados. 11Aparta de mi pecado tu vista, | borra en mí toda culpa. 12Oh Dios, crea en mí un corazón puro, | renuévame por dentro con espíritu firme. 13No me arrojes lejos de tu rostro, | no me quites tu santo espíritu. 14Devuélveme la alegría de tu salvación, | afiánzame con espíritu generoso. 15Enseñaré a los malvados tus caminos, | los pecadores volverán a ti. 16Líbrame de la sangre, oh Dios, | Dios, Salvador mío, | y cantará mi lengua tu justicia. 17Señor, me abrirás los labios, | y mi boca proclamará tu alabanza. 18Los sacrificios no te satisfacen: | si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. 19El sacrificio agradable a Dios | es un espíritu quebrantado; | un corazón quebrantado y humillado, | tú, oh Dios, tú no lo desprecias. 20Señor, por tu bondad, favorece a Sión, | reconstruye las murallas : 21entonces aceptarás los sacrificios rituales, | ofrendas y holocaustos, | sobre tu altar se inmolarán novillos.
ORACIÓN POR LA SANACIÓN ESPIRITUAL (Emiliano Tardif))
Padre de bondad, Padre de amor, te bendigo, te alabo y te doy gracias porque por amor nos diste a Jesús.
Gracias Padre porque a la luz de tu Espíritu comprendemos que Jesús es la luz, la verdad y el buen pastor, que ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia.
Hoy, Padre, me quiero presentar delante de ti, como tu hijo. Tú me conoces por mi nombre. Pon tus ojos de Padre amoroso en mi vida.
Tú conoces mi corazón y conoces las heridas de mi historia. Tú conoces todo lo que he querido hacer y no he hecho. Conoces también lo que hice o me hicieron lastimándome. Tú conoces mis limitaciones, errores y mi pecado. Conoces los traumas y complejos de mi vida.
Hoy, Padre, te pido que por el amor que le tienes a tu hijo Jesucristo, derrames tu Santo Espíritu sobre mí, para que el calor de su amor sanador, penetre en lo más íntimo de mi corazón.
Tú que sanas los corazones destrozados y vendas las heridas, sáname aquí y ahora de mi alma, mi mente, mi memoria y todo mi interior.
Entra en mí, Señor Jesús, como entraste en aquella casa donde estaban tus discípulos llenos de miedo…
Entra en mi corazón y dame tu paz. Lléname de amor...
Cambia mi corazón y dame un corazón generoso, un corazón afable, un corazón bondadoso, dame un corazón nuevo. Haz brotar en mi los frutos de tu presencia. Dame el fruto de tu Espíritu que es amor, paz, alegría. Haz que venga sobre mí el Espíritu de las bienaventuranzas, para que pueda saborear y buscar a Dios cada día viviendo sin complejos ni traumas junto a los demás, junto a mi familia, junto a mis hermanos...
ORACIÓN (CARDENAL NEWMAN)
Oh Jesús, ayúdame a esparcir tu fragancia dondequiera que vaya. Inunda mi alma de tu espíritu y vida. Penétrame y aduéñate tan por completo de mí, que toda mi vida sea una irradiación de la tuya. Ilumina por mi medio y de tal manera toma posesión de mí, que cada alma con la que yo entre en contacto pueda sentir tu presencia en mi alma. Que al verme no me vea a mí, sino a Ti en mí. Permanece en mí. Así resplandeceré con tu mismo resplandor, y que mi resplandor sirva de luz para los demás. Mi luz toda de Ti vendrá, Jesús: ni el más leve rayo será mío. Será Tú el que iluminarás a otros por mi medio. Sugiéreme la alabanza que más te agrada, iluminando a otros a mi alrededor. Que no te pregono con palabras sino con mi ejemplo, con el influjo de lo que yo lleve a cabo, con el destello visible del amor, que mi corazón saca de Ti. ¡Amén!
ORACION DE PETICIÓN:
Cristo, a quienes somos cobardes, danos tu valentía; a quienes somos hipócritas, danos tu sinceridad; a quienes somos comodones, danos tu látigo; a quienes somos egoístas, danos tu entrega; a quienes somos insensibles, danos tu vivencia; a quienes no sabemos amar, préstanos tu corazón; a quienes estamos desanimados, ponnos fuego; a quienes vemos la paja en el ojo del hermano y no reparamos en la viga del nuestro, danos tu limpieza de conducta; a quienes ignoramos quien es nuestro hermano, que logremos encontrarle; a quienes queremos dejar huellas, danos tu camino. Busquemos una patria: EL PROJIMO. Busquemos un oficio: AMAR. Busquemos un modelo: CRISTO Y MARIA.
FRASES PARA REPETIR PAUSADAMENTE ANTE JESUCRISTO SACRAMENTADO
1.– “Señor, Tus sendas son misericordia y lealtad”
2.– “Señor, que sepa llevar la cruz de cada día”
3.– “Señor, que sepa aceptar los dolores y fracasos”
4.– “Señor, que compartir la cruz de los hermanos”
5.-”Señor, que nunca ponga cruces a los demás”
6.- “Señor, que una siempre tu cruz a la de Cristo”
CANTO: JUNTO A TI AL CAER DE LA TARDE
Únete a esta oración e intimida con Jesús Sacramentado, presente en el Sagrario y en la Eucaristía. ¡¡¡Te hará bien!!!
No es preciso, hijo mío, saber mucho para agradarme mucho; basta que me ames con fervor.
Háblame, pues, aquí sencillamente, como hablarías a tu madre, a tu hermano. ¿Necesitas hacerme en favor de alguien una súplica cualquiera? Dime su nombre, bien sea el de tus padres, bien el de tus hermanos y amigos; dime en seguida qué quisieras que hiciese actualmente por ellos. Pide mucho, mucho, no vaciles en pedir; me gustan los corazones generosos que llegan a olvidarse en cierto modo de sí mismos, para atender a las necesidades ajenas.
Háblame así, con sencillez, con llaneza, de los pobres a quienes quisieras consolar, de los enfermos a quienes ves padecer, de los extraviados que anhelas volver al buen camino, de los amigos ausentes que quisieras ver otra vez a tu lado.
Dime por todos una palabra de amigo, palabra entrañable y fervorosa. Recuérdame que he prometido escuchar toda súplica que salga del corazón ; y ¿no ha de salir del corazón el ruego que me dirijas por aquellos que tu corazón especialmente ama?
Y para ti, ¿no necesitas alguna gracia? Hazme, si quieres, una lista de tus necesidades, y ven, léela en mi presencia. Dime francamente que sientes -soberbia, amor a la sensualidad y al regalo; que eres tal vez egoísta, inconstante, negligente... ; y pídeme luego que venga en ayuda de los esfuerzos, pocos o muchos, que haces para quitar de ti tales miserias...
Ni menos vaciles en pedirme bienes espirituales y corporales: salud, memoria, éxito feliz en tus trabajos, negocios o estudios; todo eso puedo darte, y lo doy, y deseo que me lo pidas en cuanto no se oponga, antes favorezca y ayude a tu santificación. Hoy por hoy, ¿qué necesitas? ¿qué puedo hacer por tu bien? ¡Si supieras los deseos que tengo de favorecerte !
¿Traes ahora mismo entre manos algún Proyecto? Cuéntamelo todo minuciosamente. ¿Qué te preocupa? ¿qué piensas? ¿qué deseas? ¿qué quieres que haga por tu hermano, por tu amigo, por tu superior? ¿qué desearías hacer por ellos?
¿Y por Mí? ¿No sientes deseos de mi gloria? ¿No quisieras poder hacer algún bien a tus prójimos, a tus amigos, a quienes amas mucho, y que viven quizás olvidados de Mí?
Dime qué cosa llama hoy particularmente tu atención, qué anhelas más vivamente, y con qué medios cuentas para conseguirlo. Dime si te sale mal tu empresa, y yo te diré las causas del mal éxito.
¿No quisieras que me interesase algo en tu favor? Hijo mío, soy dueño de los corazones, y dulcemente los llevo, sin perjuicio de su libertad, adonde me place.
¿Sientes acaso tristeza o mal humor? Cuéntame, cuéntame, alma desconsolada, tus tristezas con todos sus pormenores. ¿Quién te hirió? ¿quién lastimó tu amor propio ? ¿quién te ha despreciado? Acércate a mi Corazón, que tiene bálsamo eficaz para curar todas esas heridas del tuyo.
Dame cuenta de todo, y acabarás en breve por decirme que, a semejanza de Mí todo lo perdonas, todo lo olvidas, y en pago recibirás mi consoladora bendición.
¿Temes por ventura? ¿Sientes en tu alma aquellas vagas melancolías, que no por ser infundadas dejan de ser desgarradoras? Échate en brazos de mi providencia. Contigo estoy; aquí, a tu lado me tienes; todo lo veo, todo lo oigo, ni un momento te desamparo.
¿Sientes desvío de parte de personas que antes te quisieron bien, y ahora olvidadas se alejan de ti, sin que les hayas dado el menor motivo? Ruega por ellas, y yo las volveré a tu lado, si no han de ser obstáculo a tu santificación...
Cuéntame lo que desde ayer, desde la última visita que me hiciste, ha consolado y hecho como sonreír tu corazón. Quizá has tenido agradables sorpresas, quizá has visto disipados negros recelos, quizá has recibido faustas noticias, alguna carta o muestra de cariño; has vencido alguna dificultad, o salido de algún lance apurado. Obra mía es todo esto, y yo te lo he proporcionado: ¿por qué no has de manifestarme por ello tu gratitud, y decirme sencillamente, como un hijo a su padre: « ¡Gracias, Padre mío, gracias!»? ...
¿Tampoco tienes Promesa alguna para hacerme? Leo, ya lo sabes, en el fondo de tu corazón...Háblame, pues, con toda sinceridad. ¿Tienes firme resolución de no exponerte ya más a aquella ocasión de pecado? ¿de privarte de aquel objeto que te dañó? ¿de no leer más aquel libro que exaltó tu imaginación? ¿de no tratar más aquella persona que turbó la paz de tu alma ?...
Ahora bien, hijo mío; vuelve a tus ocupaciones habituales, al taller, a la familia, al estudio... ; pero no olvides los quince minutos de grata conversación que hemos tenido aquí los dos, en la soledad del santuario...
Guarda, en cuanto puedas, silencio, modestia, recogimiento,..., caridad con el prójimo... En mi Corazón encontrarás cada día nuevo amor, nuevos beneficios, nuevos
SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN
*.-¿Qué es el sacramento de la Penitencia?:
El sacramento de la Penitencia, o Reconciliación, o Confesión, es el sacramento instituido por Jesucristo para borrar los pecados cometidos después del Bautismo. Es, por consiguiente, el sacramento de nuestra curación espiritual, llamado también sacramento de la conversión, porque realiza sacramentalmente nuestro retorno a los brazos del Padre después de que nos hemos alejado con el pecado.
*.- ¿Qué se requiere para hacer una buena confesión? Para hacer una buena confesión se necesita: hacer un examen de conciencia, tener dolor de los pecados cometidos y el firme propósito de no cometerlos más (contrición o atrición), decir los otros pecados al sacerdote (confesión), y cumplir la penitencia ( satisfacción).
1.-Amarás a tu Dios con todo tu corazón:
*¿Es Dios el centro de mi corazón?
*¿Rezo asiduamente al Señor?
*¿Participo en la Eucaristía, sobre todo los domingos?
2.-Amaos como Yo os he amado:
*¿Tengo un auténtico amor al prójimo?
*¿abuso de los demás para mis fines, mis egoísmos, mi enriquecimiento personal?
*¿me porto con los demás como quisiera que se portaran conmigo?
*¿colabora en mi familia para que exista la paz, el amor, las buenas relaciones?
*¿comparto lo mío con los demás?
*¿cumplo mis obligaciones como ciudadano?
*¿soy servicial, laborioso, cuidadoso, cumplidor en el trabajo que realizo?
*¿cumplo la palabra que doy?
*¿Qué digo de los demás: la verdad, calumnias, mentiras, verdades a medias,
lo que es realmente justo en cada momento?
*¿he hecho a alguien daño físico o psíquico?
*¿me siento separado de alguien por riñas, disputas, peleas?
*¿engendro violencia, venganza?
*¿he robado algo a alguien. Lo he restituido?
3.- sed perfectos como vuestro Padre es perfecto:
*¿me esfuerzo en avanzar en mi relación con Dios?
*¿me esfuerzo por dominar mis vicios, inclinaciones, pasiones..?
*¿he pecado con palabras o pensamientos impuros o con acciones poco honestas?
*¿he mantenido mis sentidos y todo mi cuerpo en pureza y en castidad?
*¿he sido soberbio y he tratado de imponer sobre todo mi voluntad contra los derechos de los demás?
¿qué uso hago de mi tiempo, de mis fuerzas, de los dones que Dios me ha dado?
*¿Trato de actuar siempre dentro de la libertad de conciencia de los hijos de Dios o me siento atado por algo, por alguien?
“En cada ambiente el cristiano está llamado a llevar el anuncio liberador de que existe el perdón del mal cometido, que Dios es más grande que nuestro pecado y nos ama gratuitamente, siempre, y que estamos hechos para la comunión y para la vida eterna
(PAPA FRANCISCO)
LISTA DE VÍDEOS PARA ORAR CON LOS SALMOS
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